El psoas es un músculo fundamental para el movimiento y para el buen funcionamiento de muchos órganos, sin embargo, no siempre se le presta la atención que merece. Ejercitarlo y estirarlo es clave para evitar lesiones que pueden afectar a muchos aspectos y no sólo al físico.
El psoas es uno de los músculos más importantes y, sin embargo, a la vez de los más desconocidos del cuerpo humano, al que se conoce también como el músculo del alma. Cumple funciones clave para el mantenimiento de la postura y para la marcha, y por su diseño y ubicación su estado repercute, al final, en buena parte de las funciones del organismo.
Son muchas las dolencias que pueden tener un origen o estar relacionadas con el estado del psoas. Sin embargo, por ser uno de los músculos más profundos y desconocidos puede suceder que no se piense en él tanto como sería necesario cuando se trata de poner solución a dolencias como lumbalgia, dolor en la cadera o en la cara anterior del muslo.
El psoas es uno de los músculos que más trabajan, entra en acción cuando nos levantamos y apenas descansa hasta que nos acostamos, y se da la circunstancia de que es uno de los que más padecen si llevamos una vida sedentaria, debido a que tiende a acortarse cuando estamos en posición de sentados, por eso es fundamental su estiramiento.
Se ubica entre tres regiones de nuestro cuerpo: conecta el final de la región torácica (vértebra T12), la región lumbar anterior desde la vértebra lumbar 1 a la 5, la parte interna de la pelvis (fosa iliaca) para dirigirse a un relieve óseo del fémur llamado trocánter menor. Aunque hablemos en singular realmente se trata de varios músculos, en concreto del psoas menor que es un porción más fina y pequeña, y una paralela de mayor tamaño, el psoas mayor, de modo que ambas se fusionan cariñosamente con el músculo ilíaco, formando el ilio-psoas, al entrar en la “pelvis”.
Relación con trastornos emocionales y digestivos
(llamado el “músculo del Alma”
La importancia de este músculo va mucho más allá de cuestiones relacionadas con la locomoción, dado que por su ubicación entra en relación con los órganos gastrointestinales, urinarios, nerviosos y vasculares de la zona pélvica interior y la región inguinal, es decir, el triángulo femoral.
De ahí que se vincule la contractura del psoas o la afectación de su tendón con estados emocionales alterados y trastornos digestivos. “El psoas se relaciona con las inserciones del tendón plano del diafragma, con lo que la tensión excesiva de este “músculo respirador” tiene consecuencias sobre el psoas que se verá “abocado al estrés mecánico y lo sentiremos muy tenso”, explica Noelia Belando.
Y en ocasiones problemas relacionados con dificultades en la digestión, dolores en la región de la inguinal pueden estar relacionados con acortamiento severo y/o contractura en el psoas, “dado que es un músculo que en su recorrido está en contacto con órganos relacionados con estos procesos”, precisa esta experta.
Sufre cuando está en reposo
Al contrario de lo que sucede con otros músculos, “el psoas cuando más sufre es cuando está en reposo”, de ahí que pueda dar lugar a problemas en personas que pasan mucho tiempo sentadas, “como pueden ser conductores, taxistas, personas con trabajo de oficina, o profesionales del sector servicios que pasan muchas horas de pie, bastante estáticos, pudiendo generar una gran tensión lumbar que lleva a posturas compensatorias de inclinación del tronco hacia delante que acentúan el acortamiento del psoas.
Y la situación se agrava si personas que pasan mucho tiempo sentadas para compensar realizan una práctica deportiva como puede ser ciclismo, spinning o fútbol. “Los movimientos repetidos que implican mucha flexión de cadera no son buenos para el psoas.
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