El tono correcto del cuerpo en la Práctica.

El tono justo en la práctica… 

Para encontrar ese equilibrio entre  fuerza y elasticidad, empezaremos recordando 
Ahimsa, no forzar.
Esta es la premisa de Yoga, nunca llevar a nuestro cuerpo al límite donde se bloquee tanto muscularmente como a nivel respiratorio.
Esta es la máxima que no debemos nunca perder. 
Ahora bien, dónde está ese equilibrio entre un exceso de fuerza y de tono y un exceso de laxitud.
Para encontrar ese equilibrio lo primero que debes saber es que el equilibrio de cada cuerpo es único. Es diferente en el tuyo y en el mío. Por tu constitución, por tus hábitos, por tu alimentación, por las experiencias vividas, por cómo te concibes a ti mism@, por las creencias que te han transmitido… por un montón de motivos que nos hacen únicos. Nuestra biografía se puede leer en cada una de las células que constituyen nuestro cuerpo.

La clave está en la escucha del propio cuerpo.

Cuando practicamos, cuando entramos en una Asana o movimiento debemos encontrar ambas cualidades en equilibrio. Tono y relajación. Yo le llamo estado Zero.
La mitad de acción muscular que sostiene, la otra mitad que se alarga. 
Un ejemplo Paschimottanasana, la pinza, una flexión hacia adelante.
La parte posterior de las piernas y del tronco, es decir toda la cadena posterior recibe un gran estiramiento pero sostenido por la acción de estirar las rótulas y los insquiotibiales. Podemos decir que no es un estiramiento pasivo. Sino un alargamiento con acción controlada y sostenida.

Lo importante es incidir en la movilidad, para ello hay que prestar atención al alineamiento.

Ahí es dónde podemos intervenir, y permitir que el cuerpo en la propia Asana se reajuste, se reeduque y encuentre su propio equilibrio.

Para ganar movilidad no es tan importante hablar sobre el tono, sino sobre un buen alineamiento. El tono justo se produce de manera natural en el cuerpo con un buen alineamiento de las articulaciones.
El desequilibrio de las articulaciones, normalmente es lo que genera un exceso de laxitud en detrimento de un exceso de tensión o viceversa. 
Imaginemos el esqueleto como una marioneta. Y todos los hilos que la mueven, como las articulaciones. Si éstos se enredan, y pierden su alineamiento el movimiento de las partes comenzaría a fallar, sin embargo con un buen alineamiento el movimiento surge fácilmente y en equilibrio de fuerzas.
Volvamos al ejemplo de la pinza:
Si la postura de inicio no parte de la pelvis en postura neutral, la cadera no podrá movilizarse para adoptar la flexión. Si no tenemos la articulación de la cadera bien alineada, ésto empezará a generar tensiones y/o quizás desgarros, irritaciones en tendones y músculos.
Resumiendo: el equilibrio del cuerpo es una danza que busca el centro de la balanza. Para permitir a los músculos que trabajen en la armonía y equilibrio que tenían.
Recordad que se trata de desaprender y de volver al origen, volver a la vida.
Sólo tenemos que mirar el tono del cuerpo de un bebé o de los animales que nos rodean. Es siempre el justo y necesario para acometer cualquier acción desde el mínimo consumo energético.

Termino citando al maestro:

“La correcta alineación y postura sólo será posible cuando el mecanismo completo de funcionamiento del cuerpo esté bajo control” (J. Pilates)

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